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LA MASACRE DEL RIO CANIMAR del 6 de julio de 1980

Nota del Blogguista (baracutey cubano)

 
Nadie sin la luz verde del más alto nivel da una orden como la que dió Julián Rizo. Su posterior promoción política también avalan lo anteriormente afirmado.

Luis Espinosa Elias aparece en la lista de víctimas en
http://secretoscuba.cultureforum.net/Informacion-General-c3
/Crimenes-de-Fidel-Castro-f20/La-masacre-del-Rio-Canimar-t833.htm

En el sitio de Norberto Fuentes se abordan más detalles. Baracutey Cubano publicó fragmentos de ese sitio en el 2005 y ahora los vuelve a publicar.

Las edades de los menores son: Lilliam González López, Edad 3; Marisol Martínez Aragonés, Edad 17; Osmany Rosales Valdés, Edad 9; Marisel San Juan Aragonés, Edad 11.
 

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Tomado de Cuba Democracia y Vida.org


LA MASACRE DEL RIO CANIMAR
Por Clemente Gómez.
13-06-2007
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Julian Rizo Alvarez, Primer Secretario Provincial del partido comunista de Matanzas en 1980, en un ataque de histeria continuaba gritando que no los dejaran salir hacia el mar y al observar en el muelle una draga arenera, dio órdenes para que la misma embistiera el barco de turismo...
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El próximo 6 de Julio del 2007 se cumplirá el 27 aniversario de la Masacre del Río Canímar. Es justo que este hecho regrese a la luz pública y se agregue a la ya larga lista de los atroces crímenes cometidos por las autoridades cubanas contra indefensos ciudadanos que por distintas vías han tratado de buscar libertad en otras tierras ya que en la suya eso no es posible.

El caso de la Masacre del Río Canimar es parcialmente conocido por algunos compatriotas dentro y fuera de la Isla y prácticamente desconocido para muchos otros. Este hecho criminal no debe ser olvidado y algún día los culpables de semejante asesinato tendrán que responder ante la Justicia.

El Río Canímar de la provincia de Matanzas nace en Santa Ana y va aumentando su caudal por los numerosos afluentes que vierten sus aguas en el mismo. Es el río mas caudaloso de todos los que desembocan en la Bahía de Matanzas y es navegable por unos 12 kilómetros.

El día 6 de Julio de 1980 unas setenta personas, entre las cuales había numerosos niños, abordaron en el Centro de Recreo de Canimar la embarcación “XX Aniversario” adaptada para paseos por el río. Al cabo de un corto tiempo de travesía, los hermanos y miembros del Servicio Militar Obligatorio: Sergio Aguila Yanes de 19 años de edad, y su hermano Silvio Aguila de 18 años utilizando armas de fuego conminaron al capitan de la nave para que pusiera rumbo al Norte y se dirigiera a los Estados Unidos. El tercer participante de este hecho era el joven de 15 años de edad, nombrado Roberto Calveiro, que no llevaba arma alguna.

El capitán obedeció la orden, pero uno de los dos custodios de la embarcación extrajo una pistola para impedir el secuestro y el joven Sergio Aguila fue más rápido que el custodio y le disparó alcanzándolo en el pecho. El capitán de la nave fue autorizado para trasladar hasta la orilla del río al herido, lo que se hizo utilizando un pequeño bote que llevaba a remolque la embarcación.

Ese mismo dia tenía lugar en la Ciudad de Matanzas una reunión del Partido Comunista de Cuba presidida por su Primer Secretario Provincial, Julian Rizo Alvarez. La noticia llegó a aquella reunión y el tal Rizo Alvarez acompañado por el entonces Jefe del Ministerio del Interior en Matanzas, Mayor Romelio Pérez León se dirigieron a la desembocadura del Río Canímar en la Bahía de Matanzas. La orden dada a gritos por Rizo fue: “De aquí no pueden irse” En cuestión de minutos una lancha de guardafronteras apareció en el lugar y comenzaron a disparar contra la nave de turismo. A esa primera lancha se sumó una segunda embarcación del Ministerio del Interior que también disparó contra la embarcación de recreo. Una avioneta de fumigación agrícola dio dos pases sobre la embarcación secuestrada y dispararon contra la misma. Los jóvenes secuestradores al verse cercados apagaron el motor de la nave. El llanto y los gritos de terror de las mujeres y niños no impidieron que los disparos contra la “XX Aniversario continuaran. Los secuestradores ordenaron a las mujeres y niños que bajaran a los camarotes para protegerse de los disparos.

Rizo Alvarez en un ataque de histeria continuaba gritando que no los dejaran salir hacia el mar y al observar en el muelle una draga arenera, dio órdenes para que la misma embistiera el barco de turismo. A la segunda embestida de la draga, el barco “XX Aniversario” se partió en dos y en unos segundos se hundió. Las lanchas patrulleras rescataron once sobrevivientes y diez cadáveres. El resto de los pasajeros quedaron atrapados dentro del barco y murieron ahogados.

Este hecho fue mantenido dentro del mayor hermetismo por parte de las autoridades políticas y militares provinciales. Al día siguiente, oculta en una página interior del periódico matancero “Giron”, se publicó una nota escueta de tres líneas informando del frustrado intento de salida illegal del país, y nada más.
Gente del pueblo comentó que la noche del día 6 de Julio de 1980 todas las funerarias de la Ciudad de Matanzas estaban llenas y en ellas se velaba mas de un cadaver en cada capilla

Hasta el Triunfo de la Revolución el señor Julian Rizo Alvarez fue un miembro de la Iglesia Bautista de Cuba y formó parte de la dirección de su revista de caracter religioso titulada “Proa”. Es muy dificil entender como alguien que un tiempo atrás se proclamaba cristiano fuera capaz de ordenar un asesinato tan cobarde como el de la Masacre del Río Canímar. La degradación de este sujeto dentro del género humano solo es comparable a la de los criminales del nazismo en la Segunda Guerra Mundial.

Pocos meses después, Rizo Alvarez recibió el premio a su ignominia. Fue nombrado para ocupar un cargo en la Secretaría del Comité Central del Partido Comunista y luego lo hicieron miembro alterno del Buró Politico del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
Entre las personas fallecidas estaba uno de los secuestradores:
Sergio AguilaYanes, y además, los pasajeros:
Mirta de Armas Naranjo; Onelia Quintana; Delio Gómez González; Juan J. Domínguez Alfonso; Vicente Fleitas Cabrera; José R. San Juan Luis y los menores Marisol Martínez Aragones; Osmany Rosales Valdés; Liliande la C. González López y Marisel San Juan Aragones.


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Cabe añadir que además del tal Julian Rizo Alvarez, la tripulación de la lancha guardafronteras, la tripulación de la lancha del Ministerio del Interior, los tripulantes de la avioneta de fumigación así como los tripulantes de la draga arenera, tendrán que responder ante la justicia por esos actos al igual que muchos otros asesinos sanguinarios y cómplices silentes de todas esas atrocidades que por 48 años se han cometido contra el pueblo de Cuba por el simple hecho de querer vivir en libertad y no en "afrentas y oprobios sumidos". El pueblo sufrido, intimidado, reprimido, hambreado, torturado y golpeado los conoce, sabe quiénes son y donde viven.

CLICK AQUÍ PARA QUE VEA EL MEMORIAL DE LA MASACRE DEL RIO CANIMAR.


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Tomado de http://www.norbertofuentes.com/hijos.asp se lee mucho más:

 

" APORTES AL GENOCIDIO¨

Por Norberto Fuentes

El 6 de julio de 1980, el barco de río «XX Aniversario» salió del centro turístico Canímar Abajo, situado en las márgenes del río Canímar, en Matanzas, con más de 60 pasajeros. Sergio Aguila Yanes, de 19 años, sargento en el ejército cubano, reclutó a su hermano menor Silvio y a sus amigos Roberto y Humberto, y juntos habían planeado la fuga. Cuando el barco se alejó de los muelles, sacaron sus armas e intentaron tomar por sorpresa a los guardias. No pudieron y cuando uno de los guardias sacó la pistola, Sergio disparó primero y lo hirió. Pronto el barco estuvo bajo control de los muchachos, que ordenaron a su capitán que se desviara hacia hacia los Estados Unidos.
El informe del tiroteo no tardó en llegar a Julián Rizo Alvarez, primer secretario del Partido en Matanzas, que inmediatamente convirtió un restaurante local en puesto de mando con teléfonos directos a la oficina central del Partido y a Fidel Castro, que le dio órdenes explícitas de que no se podía permitir que el barco se escapara. Fidel Castro subrayó a Rizo Alvarez «que pase lo que pase». Rizo despachó enseguida varias lanchas torpederas para que detuvieran el «XX Aniversario». Los barcos de guerra, más pequeños y más rápidos, se acercaron al barco e insistieron en que pararan y regresaran a Cuba. Los muchachos decidieron no obedecer las demandas del gobierno y siguieron hacia el norte. Después de que le notificaron por radio que las torpederas no podrían detener al «XX Aniversario», Rizo tomó una decisión. «Las órdenes fueron no permitir que el barco saliera de Cuba, aunque eso significara hundirlo». Como si supieran lo que iba a ocurrir, algunos de los pasajeros levantaron a sus hijos rogando a los barcos del gobierno que no dispararan. Rizo dio la orden de disparar y comenzó la masacre de los hombres, mujeres y niños que estaban a bordo del «XX Aniversario».
A pesar de que había dos barcos completamente armados atacando al «XX Aniversario» y a sus pasajeros, Rizo despachó otro patrullero más fuertemente armado y a un avión que empezó a circular encima. Los pilotos del avión empezaron el ataque justo antes de que el barco de río saliera de las aguas cubanas. Después que el avión hizo dos pases mortales, el barco estaba aún milagrosamente a flote, aunque sólo capaz de navegar en círculo. Para entonces, casi la mitad de sus sesenta pasajeros estaban ya muertos o heridos. Cuando se dio cuenta de las repercusiones internacionales que habría si el «XX Aniversario» se escapaba, Rizo tomó el mando del enorme «23 de Mayo» y le ordenó que interceptara y hundiera el barco de río, mucho más pequeño. La tripulación del «23 de Mayo» llevaron a cabo las órdenes de hundir el barco, embistiéndolo por el medio. Buscando su seguridad, Sergio había llevado a todas las mujeres y niños a la bodega para que estuvieran fuera del alcance de las balas. Aunque el primer golpe no hizo mucho daño al barco, las mujeres y los niños, ahora atrapados abajo, empezaron a gritar histéricamente. Segundos más tarde, el «23 de Mayo» embistió por segunda vez al barco y casi lo partió en dos. Al empezar a llenarse de agua el «XX Aniversario», Sergio le dijo a Roberto, el amigo de dieciséis años: «Perdóname, Papito» y fue a la cabina. Entre los frenéticos gritos de las mujeres y los niños de la bodega, Sergio sacó la pistola y le gritó a Roberto: «Los comunistas no me cogerán vivo nunca». Dirigió la pistola a la sien y se mató.
Roberto Calveiro aún recuerda que las aguas se enrojecieron alrededor de los cuerpos de los hombres, mujeres y niños balaceados. También fue testigo del ahogamiento de los que sobrevivieron la matanza inicial pero que no pudieron soportar la fuerza del mar y se hundieron sin volver a salir más. El propio Calveiro saltó al agua y empezó a nadar, pero cuando los patrulleros lo vieron le empezaron a disparar. Más tarde, cuando fue recogido en el mar por el cabello y golpeado en un patrullero, los guardafronteras que le dispararon le confesaron: «Chico, no sé cómo pudiste sobrevivir con todas las balas que te disparé». Cuando llegaron al fin a la costa, los guardias le dijeron a Roberto que se echara a correr. Roberto se negó, sabiendo bien que le dispararían. Aunque había salvado la vida, le esperaban muchas otras experiencias al muchacho de 16 años en los próximos doce años, que pasó en una cárcel cubana.
El régimen rescató sólo 11 de los cadáveres de los casi cuatro docenas de hombres, mujeres y niños masacrados ese día. El gobierno no le dio ninguna explicación a las familias de los desaparecidos, solo que habían muerto en el mar durante el «secuestro» de un barco. El gobierno no permitió entierros comunes. Antes de permitir a los diez sobrevivientes que regresaran a casa, les ordenaron no hablar con nadie sobre el incidente y no reunirse en grupos en que hubiera más de dos de ellos presentes. Durante los próximos dos años, tuvieron agentes del gobierno estacionados para monitorear sus actividades, mientras intentaban sobornar a los familiares de las víctimas, así como a los sobrevivientes, dándoles televisores, refrigeradores y otros equipos usualmente reservados para altos funcionarios del gobierno. "