Demanda alega abusos contra obreros cubanos en astillero de Curazao http://www.elnuevoherald.com/167/story/244945.html

Publicado el jueves 17 de julio del 2008

 

FRANCES ROBLES
Cada trabajador cubano recibía dos overoles, un par de botas, un casco y alimentos según la dificultad de su labor.
El trabajo de arreglar los barcos de crucero estadounidenses que llegaban a un dique seco de Curazao estaba valorado en $6.90 la hora. Pero los 108 cubanos que trabajaban doble turno en una empresa conjunta entre el gobierno cubano y la empresa Curacao Drydock Company no recibían su dinero, que se dedicaba a amortizar la deuda oficial del gobierno de la isla con la empresa, muestran documentos judiciales.
Documentos revisados por The Miami Herald en una demanda presentada en el 2006 en Miami por los trabajadores, que sigue su curso, ofrece un vistazo poco común a los términos laborales secretos entre el gobierno cubano y las firmas con que hace negocios. Los documentos parecen ser una prueba por escrito de que esas empresas conjuntas a veces incluyen trabajo no retribuido.
En lugar de un salario, los hombres recibieron dinero para comprar alimentos y 400 pesos cubanos al mes, unos $18 al cambio actual.
Tres ex trabajadores lograron escapar de lo que sus abogados calificaron de campo de trabajo forzado en Willemstad, Curazao, y presentaron la demanda en el tribunal federal de distrito en Miami, alegando que el gobierno cubano los ofreció como trabajadores esclavos para pagar sus deudas.
Alberto Justo Rodríguez, Fernando Alonso Hernández y Luis Alberto Casanova Toledo --que ahora viven en la zona de la Bahía de Tampa-- demandaron a Curacao Drydock Company alegando que los obligó a trabajar contra su voluntad mientras agentes cubanos los vigilaban constantemente.
Su jefe en el dique seco en Curazao era un sobrino de Fidel Castro.
Curacao Drydock Company alega en los documentos judiciales que no son ciertas las alegaciones de que obligara a los empleados a trabajar 112 horas semanales en condiciones por debajo de lo normal. En una tajante rechazo de cualquier conducta indebida, la compañía reconoció que no le pagaba a los cubanos contratados y que los gerentes retenían los pasaportes de los trabajadores ‘‘para guardarlos''.
"Debido a la deuda significativa que La Habana tiene con la empresa acusada por concepto de reparación de barcos, el dinero que el acusado de otra forma pagaría al astillero de La Habana por el suministro de obreros temporales cubanos se resta de la deuda que tiene con el astillero'', expresó el abogado de la compañía en un documento del tribunal.
La demanda se presentó a tenor con una norma jurídica que permite a los extranjeros presentar demandas civiles en tribunales federales cuando una ley internacional se viola de manera flagrante. No estaba claro cuánto le debía el gobierno cubano a la compañía de Curazao por los trabajos de reparación de barcos cubanos.
El documento del tribunal que responde a la demanda añadió que los trabajadores recibían un estipendio y "beneficios adicionales''. Los contratos de empleo muestran que los trabajadores debían recibir $1,500 mensuales, pero ellos dicen que sólo recibían $12 diarios para comida, que debían gastar en la tienda de la compañía.
Los documentos también muestran que el gerente de producción del dique era Jesús Bequer Soto Del Valle, sobrino de la esposa de Castro, Dalia Soto Del Valle. Los expedientes muestran que el trabajo de Bequer terminó en abril del 2007 y que posteriormente demandó a la compañía.
Sin detallar la causa de la demanda, los expedientes muestran que la compañía le pagó $125,000, que fue depositado en su cuenta bancaria. No se identificó dónde está el banco. La compañía también acordó pagar el seguro médico de su familia.
Cuando se le preguntó cómo era Bequer, el demandante Alonso Hernández dijo a través de su abogado Orlando do Campo: "Manuel Bequer era un déspota, un nazi. No tenía el más mínimo interés en nuestra salud o bienestar y personalmente me puso en situaciones peligrosas. Su única preocupación era explotar al máximo a los obreros cubanos''.
Los hombres dicen trabajaban de 3 p.m. a 7 a.m. durante 15 días consecutivos bajo constante presión para arreglar los barcos. Generalmente sólo tenían días libres cuando los diques estaban vacíos, dijo el abogado John Andres Thornton.
En la demanda los abogados alegan que el gobierno cubano y Curacao Drydock Company formó la empresa conjunta para reparar barcos como una forma de eludir el embargo comercial de Estados Unidos contra Cuba.
El embargo impide que los barcos que atraquen en Cuba regresen a un puerto estadounidense durante los seis meses. Como Cuba no tiene instalaciones para reparar barcos de crucero, buques cisterna y otros, la segunda mayor compañía de diques secos del mundo formó una empresa conjunta con mano de obra cubana.
Ahora Thornton ha dicho que el gobierno cubano se está vengando de las familias de los demandantes --que siguen en la isla-- negándoles a sus hijos acceso a las guarderías y a la universidad. Turbas organizadas por el gobierno han realizado protestas frente a sus viviendas, dijo Thorton.
Curacao Drydock Company no compareció para las declaraciones programadas en Miami la semana pasada y ahora sus abogados de Boca Raton quieren salir del caso. En una audiencia el miércoles ante el juez federal de distrito James L. King, la abogada Stephanie Traband le pidió al tribunal que permitiera a su bufete Proskauer Rose, retirarse del caso, citando diferencias irreconciliables.
Traband no respondió a varias llamadas para que comentara sobre el asunto.