El Marxismo Cultural IV ¿Diversidad o Sustitución de Personalidad y de Población?

                                                                Por: Alberto Luzárraga

"One can rightfully speak of a cultural revolution, since the protest is directed toward the whole cultural establishment, including the morality of existing society. The traditional idea of revolution and the traditional strategy of revolution have ended. These ideas are old fashioned...what we must understand is a type of diffused and dispersed disintegration of the system" Herbert Marcuse. 1

La cita anterior resume el programa subversivo con claridad meridiana.  Para Marcuse el pansexualismo que preconizaba era EL instrumento de liberación social. Una afirmación totalmente gratuita pero útil para lograr un objetivo: Una vez que se han liquidado los frenos y nortes morales de una sociedad sus miembros están listos para adoptar la identidad que se les ofrezca o imponga disfrazada de causa noble.

El ser humano necesita pertenecer a algo y el que no tiene principios sólidos acaba reflejando  los que ve a su alrededor. El asunto es mantener el mito de que existe libertad de escoger mientras se desintegra el sistema.

Que mejor manera de desintegrar que difundir y dispersar tal como dice la cita. Una sociedad es fuerte cuando sus miembros comparten creencias y principios comunes. Cuando se fanatiza a sus miembros con una serie de causas que absorben todas sus energías y los hacen enemigos de todos los que no piensen como ellos se ha conseguido mucho.

Un síntoma de esta enfermedad social es cuando buena parte de ella empieza a definirse no como ciudadanos de un país o como miembros de una familia o profesión sino como miembros de una causa que excluye otros valores por obsesión exclusiva. Lo vemos a diario en la rabia y los epítetos que lanzan a sus conciudadanos los que caen como inconscientes presas de este satánico enredo.

Y naturalmente la excusa es siempre la misma. Inventar una palabra mágica que justifique todo y que se convierta en mantra sagrada: Diversidad.

¿Quién ha probado que lo diverso es de por sí bueno o preferible? Por el contrario la mente humana tiende a catalogar y ordenar y no a dispersar. Conviene ver diversas cosas para escoger. En ciertas situaciones puede convenir tener mezcla de objetos o cosas pero una sociedad fuerte tiende a amalgamar lo diverso en una cultura nueva y dominante. De lo contrario se convierte en una simple colección de tribus.

Esa es la idea: Un sistema tribal es manipulable en grado superlativo. Una sociedad lista para ser devorada por la  Revolución Cultural.

Pero hay un segundo elemento. Una vez que la mantra diversidad ha calado en una sociedad ella está lista para otro objetivo: Sustitución de la Población mediante inmigración masiva preferiblemente de una cultura ajena a la misma.

Es lo que ha sucedido en una Europa que ha abandonado sus raíces cristianas y lo que pudiera pasar en Estados Unidos si no fuera porque la afluencia de inmigrantes de América Latina comparte la misma herencia cristiana. Un hecho que debe tener muy claro la administración

Trump.

La sustitución poblacional en Europa ha sido perfectamente planeada. Aborto al por mayor, hedonismo, familias que no tienen hijos o los tienen en cantidad insuficiente para mantener la población. Resultado: Población envejecida, falta de mano de obra, falta de consumidores. Importemos pues gentes de todas partes aunque en buena parte sean nuestros enemigos. ¿Suicidio nacional y demográfico? Sin duda pero el refrán de que Dios ciega a quien quiere perder viene a cuento.

Reflexionemos. Existen causas y efectos. Socialmente no hay casualidades. La historia está repleta de ejemplos de manipuladores, déspotas y ambiciosos de dominio. Cuando se observa la propagación de leyes y hábitos contrarios a lo espontàneo y normal y contrarios a las costumbres de los pueblos, leyes que son idénticas en contenido a un nivel que sobrepasa la mera imitación entonces hay causa: la intención de imponer ideas y de  dominar a cualquier costo aún el de importar enemigos porque los totalitarios piensan arrogantemente que sus enemigos son lumpen proletariat al cual en su momento controlarán o eliminarán si fuere necesario.

No es agradable llegar a esta conclusión ni tampoco es absoluta porque la misma confusión de conceptos creada por el Marxismo Cultural produce tensiones y contradicciones en la sociedad. Pero en su esencia es válida y los pueblos de occidente instintivamente parecen estar cobrando conciencia del problema y reaccionando. Roguemos a Dios que continúe

 

1.Text of H. Marcuse, quoted in The Resister, Summer-Autumn, 1998.

 

 

 

 

 

A.L.