Orlando Zapata Tamayo
“...estoy predicando el evangelio cristiano y el evangelio de la libertad...”
Por Laida A. Carro* 

Diario Las Americas
Publicado el 03-05-2010

 

Anoche recé por el alma de Orlando Zapata Tamayo como si hubiera sido él un familiar muy querido. Un hermano, un patriota de sólo 42 años que, por amor a la tierra que nos une, exigió sus derechos y los derechos de todos los prisioneros políticos cubanos hasta las últimas consecuencias. Murió tras una huelga de hambre de 86 días y su espíritu libre lanzó una clarinada estridente hacia todas partes del mundo sobre la existencia en Cuba de una maldad sin medida que practica sistemáticamente la tortura, la crueldad, la violencia, el cinismo, el racismo, la mentira y la censura con el propósito de marginar y eliminar a todo aquel que se atreve a pensar libremente.
Cuanto dolor escuchar las grabaciones con las palabras de Reina Tamayo; primero cuando ésta se entera de la muerte de su hijo: “Ya asesinaron a Orlando Zapata Tamayo, ya acabaron con él. La muerte de mi hijo ha sido un asesinato premeditado…”
Cuanto orgullo e indignación oír después a esta madre cubana en Banes, despidiéndose del cadáver de Orlando en un entierro sitiado por las fuerzas de la Seguridad del Estado:
“Mi hijo: solamente te mataron porque no te rendiste a ellos. Moriste de frente, mi hijo, no de rodillas…’’
“¡Esta madre dice: Raúl, Fidel, no me digan nada! Quisiera hablar de frente con ellos para decirles cínicos, descarados, me mataron a mi hijo, me lo llevaron hasta donde ustedes querían por su postura contestataria, por sus principios, por su valor. Me lo llevaron hasta ahí pero no importa, aquí queda su madre, aquí queda su familia que llevarán a cabo su lucha pacífica por los derechos humanos. La palabra de Zapata Tamayo era morir por la libertad y la democracia del pueblo cubano y vivir eternamente en ella. Que descanse en paz Orlando Zapata Tamayo.”
El nombre de un humilde albañil cubano de la raza negra, un “hijo de la revolución” se ha inmortalizado en la historia de una sufrida isla donde have más de medio siglo las madres lloran a sus hijos valientes. Ya a su tumba están peregrinando muchos cubanos.
Pero la dignidad se impone en las cárceles de Cuba una vez más a través de numerosos presos de conciencia que se han declarado en huelga de hambre y en ayuno, solo horas después del entierro de Orlando Zapata Tamayo. Los derechos inalienables continuarán siendo exigidos también en las calles de Cuba por el movimiento cívico de derechos humanos y por el exilio cubano dondequiera que éste se encuentre. Es inevitable que la tragedia nacional que ha llenado de luto a Cuba pronto llegue a su fin.
*Laida A. Carro - activista por los derechos humanos en Cuba.