PRONTUARIO DE ECONOMIA Y LIBERTAD
 
Por Alberto Luzárraga
 
Primero de una serie
 
 
Introducción.
 
Educar al cubano en la verdad es triunfar 
sobre el marxismo mendaz y cruel. Llevamos cincuenta largos años de propaganda, 
distorsión de la realidad y uso sistemático de la mentira como principio 
operativo de la política. Dada esta realidad, cualquier movimiento político que 
intente sacar a Cuba de su marasmo tiene que manejar puntos claros y educativos 
que expliquen las consecuencias económicas y políticas del estatismo. Deben 
presentarse alternativas justas y prácticas. No es fácil, pues el marxismo no es 
el único sistema con fallos. El sistema de economía de mercado y empresa privada 
también los tiene como cualquier obra humana, pero cuenta con una enorme 
ventaja: bien administrado tiende hacia la libertad porque propicia la 
independencia económica del individuo mientras que el marxismo hace lo 
contrario, propicia la dependencia económica que inevitablemente deriva hacia la 
dependencia política. Cualquier sistema puede degenerar y tornarse abusivo si no 
se crean contrapesos y controles, y ello incluye el sistema de empresa privada. 
Pero el marxismo nace con un vicio incurable. Concentra el poder económico y 
político por diseño; mientras que el sistema de empresa privada tiende a lo 
opuesto pues al propiciar la acumulación de riqueza individual sienta las bases 
para la independencia política. 
Nada funciona bien sin esfuerzo y sin 
razonar las ventajas y desventajas. Puede existir un sistema de empresa privada 
indeseable con la riqueza concentrada en unos pocos que a su vez tienen gran 
poder de empleo y de contratación. No es un verdadero sistema de empresa privada 
pues en esas condiciones se parece al fascismo ya que el gobernante suele ser 
partícipe en los principales negocios bien porque lo exige o porque se lo 
‘invita.’ Por otra parte, puede existir una social democracia en la que el 
estado sea el principal y abrumador gestor económico. Simplemente toleraría las 
pequeñas empresas que a su vez dependerían en gran parte de la capacidad de 
compra del estado. Con un estado enorme, dueño de enormes monopolios en los 
principales sectores económicos no se logra una verdadera democracia pues un 
sector de la sociedad el estado, tiene tanto poder que le resulta fácil 
manipular el proceso democrático dando recompensas económicas a sus adeptos o 
contrariamente castigos a quien  no comulgue con sus ideas. Ambos modelos son 
inaceptables pues ninguno genera libertad con prosperidad.  
El tejido económico y social es delicado y 
complejo. Se basa en dividir el poder, crear contrapesos, permitir la gestión 
individual, hacer responsables a los gobernantes de sus actos y exigirle al 
ciudadano que cumpla la ley. No hay fórmulas mágicas. Cada cual tiene que 
cumplir con lo que le corresponde. Los demagogos simplifican todo prometiendo lo 
que no pueden dar porque el éxito no depende de ellos sino de una sociedad bien 
organizada y dedicada a trabajar. Los demagogos no crean riqueza, solo reparten 
la que hay para encumbrarse y si no hay nada que repartir prometen darlo en un 
futuro incierto, cuando exista gracias a sus fórmulas mágicas. El pueblo de Cuba 
sobradamente conoce este método. 
 
Hemos sufrido 50 años de divagaciones, 
improvisaciones y teorías caprichosas. Es más que hora de cambiar de método pero 
requiere que se entienda como funcionan las cosas en el mundo real, y no en el 
mundo de la demagogia, la fantasía y la frase hecha. Hablar de libre empresa, 
economía de mercado y libertad política sin explicar al menos sucintamente en 
que consisten es dejar la puerta abierta al demagogo. Los puntos que siguen 
intentan explicar y sentar bases lógicas para una economía que funcione. Son 
bases bien establecidas por la experiencia y la vida cotidiana. Son las mejores 
pues provienen de la experiencia humana y no de las elucubraciones de un 
estudioso de gabinete como Marx que nunca vivió lo que predicó. Sin pretensiones 
ni demasiada extensión, se presenta un prontuario de puntos básicos para 
informar y reflexionar. Cada punto puede desarrollarse a fondo pero eso es 
trabajo del lector si desea profundizar. 
 
Prontuario de reflexión sobre economía.
 
  - No hay libertad sin que cada ciudadano 
  pueda conservar o disponer libremente del producto de su trabajo.
 
  - Lo único acertado que dijo Marx es su 
  observación que la estructura económica determina la estructura política.
 
  - El marxismo concentra la propiedad para 
  imponer el totalitarismo. Lo disfraza de propiedad comunitaria para cebar el 
  anzuelo. Después de tragado es difícil sacarlo pues muchos se adaptan a 
  depender del estado. Podrán protestar en un momento dado de que lo proveído no 
  es adecuado pero en el fondo quieren que se les provea en vez asumir la 
  responsabilidad de labrarse su propio destino y crear riqueza.
 
  - El individuo que depende totalmente de 
  otro es un esclavo o un infante. Depender económicamente del estado en forma 
  total es esclavitud. El estado como único empleador es la modalidad moderna de 
  la esclavitud.
 
  - Entregar al estado una buena parte de 
  nuestra responsabilidad económica y social es convertirse de facto en un 
  infante, que espera todo de su ‘papá’ estado. Es ponerse en camino de la 
  esclavitud porque se transfiere una cantidad importante de poder sobre la 
  persona y su vida diaria. El estado ‘niñera’ es el precursor del estado 
  totalitario porque transfiere una notable cantidad de poder a una estructura 
  burocrática que tiende a crecer desmesuradamente y a convertirse en dominadora 
  y autocrática. 
 
  - El estado está compuesto de personas con 
  idénticos defectos a los que aquejan al ser humano. Entregar vida y hacienda 
  en manos de extraños es absurdo. Nadie lo haría con su casa o sus hijos. El 
  estado enorme y burocrático es peor que un extraño. Es impersonal e 
  indiferente. Resulta muy fácil mandar al quejoso a otro departamento y lavarse 
  las manos.
 
  - Para que exista libertad es preciso 
  dividir el poder tanto político como económico. Cuando un ciudadano puede 
  ahorrar y crear su patrimonio adquiere una medida de poder y de autogestión. 
  Puede tomar decisiones políticas independientes sin tener que obedecer 
  ‘orientaciones’ de su patrón.
 
  - Desde que existe el mundo, lo normal 
  para el individuo ha sido producir, vender el sobrante y comprar lo que no 
  produce. La diferencia entre lo que se vende y lo que se compra es la ganancia 
  que permite ahorrar e invertir en más medios de producción. La ganancia no es 
  un atraco, ni una explotación, es normal. Cuando el individuo necesita más 
  personas para producir les propone un sueldo. El que vende su trabajo hace lo 
  mismo, vende una mercancía, su trabajo, y compra lo que necesita para atender 
  sus necesidades. Lo que sobra es ahorro. 
 
  - Cuando se habla de economía de mercado 
  se dice simplemente que se produce, se compra y se vende y que los precios se 
  determinan por la oferta y la demanda de las personas y empresas que concurren 
  al mercado. Bien pudiera llamársele economía de precios. Si hay mucha 
  producción de maíz por ejemplo, baja el precio porque excede la necesidad del 
  momento. Lo contrario pasa cuando hay escasez. Esto implica que hay libertad 
  para crear empresas, contratar trabajadores, producir, concurrir al mercado, 
  vender y fijar precios, que hay transporte para trasladar lo producido, que 
  hay intermediarios que distribuyan eficientemente las mercancías que hay 
  incentivo para dedicarse a trabajar, porque el que trabaja puede ahorrar y 
  progresar. El marxismo no quiere que esto suceda porque disminuye su control 
  sobre la población.
 
  - El marxismo no funciona por eso mismo. 
  No hay estímulo. Nada tiene dueño, nadie tiene interés en mejorarlo porque en 
  definitiva es del estado y realmente es propiedad de la clase política que 
  controla el estado, tiene todos los medios de producción bajo su control y se 
  reparte lo que hay dándole migajas al pueblo.
 
  - La libertad se basa en la capacidad 
  individual de ser empresario, trabajador libre o ahorrista. El término 
  economía de mercado que explicamos enfatiza la función del mercado en fijar 
  precios. Sería mejor aún llamarle economía de empresa individual, libertad de 
  trabajo y de ahorro. Porque ello resalta a la persona y enfatiza la capacidad 
  del individuo de crearse un patrimonio independiente. 
 
  - Ese patrimonio no solo es material puede 
  ser también intelectual e incluye también cualidades personales como la 
  experiencia acumulada y la reputación profesional del trabajador. En realidad 
  los conocimientos son el mejor patrimonio del hombre libre y su reputación 
  profesional su carta de presentación.
 
  - El mercado es un término abstracto que 
  de por sí no explica que detrás del mercado hay una vasta cantidad de 
  individuos que lo conforman y lo hacen funcionar haciendo millones de 
  transacciones diarias. Como el mercado está compuesto de individuos y no de 
  santos hace falta vigilarlo para que no se cometan abusos. Es ahí donde el 
  estado tiene una función. Es el árbitro en el juego de pelota social que es el 
  mercado. Vigila que nadie batee con un bate relleno de corcho.
 
  - El estado también debe vigilar que los 
  que concurren al mercado organizados en compañías no abusen de su posición o 
  concentren el poder económico. Para ello existen las leyes antimonopolio y las 
  leyes laborales. Las leyes antimonopolio existen para evitar que la producción 
  se concentre en una sola empresa. Esto destruye el mecanismo del precio pues 
  el productor monopólico puede en teoría fijar el que le parezca. La 
  concurrencia al mercado se basa en que varios productores compitan entre si y 
  se esfuercen en producir mercancías de calidad a precios razonables. 
  Exactamente lo contrario del estado marxista que habla mucho de monopolios 
  mientras los crea en cantidades industriales.
 
  - El empresario es el motor de la libre 
  empresa. Tiene imaginación, energía, algún capital, sabe comprar, vender y 
  administrar. Es un factor de la producción, y más importante que el capital, 
  porque mucho capital es manos de incompetentes no produce nada o es malgastado 
  o robado. Ejemplo claro: el estado marxista donde no hay controles naturales 
  de concurrencia al mercado que a su vez impone la eficiencia. 
 
  - En una sociedad pujante el estado 
  estimula al creación de empresas en vez de entorpecerla porque las empresas 
  son fuente de trabajo. Su función es la de vigilar que las cosas marchen bien, 
  que funcionen mejor y de evitar que no funcionen. Ejemplo: Si un empresario 
  tiene un negocio de taxis la función del estado es asegurarse de que los taxis 
  estén en buenas condiciones mecánicas y los taxistas sean conductores 
  experimentados y conocedores de la ciudad. Ello ayuda al funcionamiento del 
  negocio porque hace que los improvisados y descuidados desaparezcan. Debe 
  existir libertad de crear empresas sin más requisitos que los que imponen la 
  prudencia y el sentido común.
 
  - El empresario depende de otros que 
  produzcan, a los cuales debe remunerar adecuadamente si quiere producción de 
  calidad y en cantidad adecuada. Son los trabajadores. 
 
  - Una sociedad justa debe aspirar a que 
  todos los que deseen trabajar puedan hallar empleo pero existe una realidad: 
  No hay crecimiento en la oferta de trabajo sin creación de riqueza. 
  
 
  - El desempleo es reflejo del 
  estancamiento económico y social de una nación. Una nación se estanca cuando 
  no educa a su población o cuando no la deja desenvolverse y crear riqueza. 
  También se estanca cuando envejece y no procrea o aborta a sus hijos.
 
  - El puesto de trabajo no es propiedad del 
  obrero ni de la empresa. Visto en su realidad, simplemente llena una necesidad 
  social al responder a un mercado de bienes y servicios que necesita 
  empleomanía. Las empresas que se desempeñan bien requieren más obreros; las 
  que no tienen éxito o pasan por períodos de vacas flacas, quiebran o rebajan 
  su plantilla para adaptarse a la demanda. 
 
  - El despido es una realidad del sistema 
  de empresa, que en una economía de mercado, requiere ajustes constantes. Pero 
  el trauma ocasionado debe ser mitigado con dos apoyos: el seguro de desempleo 
  y el despido compensado. Con el primero se provee un apoyo económico mientras 
  el trabajador se reubica en otro puesto. Con el segundo el empleador paga un 
  múltiplo del salario mensual proporcionada al tiempo que estuvo en el puesto. 
  Esto puede ser pactado en el contrato laboral o con mínimos establecidos por 
  la ley. El seguro de desempleo es un costo laboral que usualmente paga el 
  empleador. Debe ser administrado por una entidad paraestatal independiente.
 
  - El mejor antídoto al despido o desempleo 
  es procurar que exista una gran demanda de trabajo. Ello resalta el hecho 
  obvio de que es mejor trabajar para una empresa exitosa que aferrarse a un 
  empleo en una que va mal. Un buen profesional, artesano o trabajador siempre 
  puede conseguir trabajo cuando se desempeña en una sociedad pujante que crece, 
  progresa y crea empleo. Un error común es repartir el empleo que existe 
  creando semanas de trabajo de baja duración para así crear más empleos. Es una 
  estrategia que falla porque solo aumenta los costos y acaba produciendo 
  resultados negativos: empresas estancadas o fallidas y menos puestos.
 
  - En una sociedad justa debe aspirarse a 
  que el salario de un obrero común no calificado especialmente sea suficiente 
  para sostener una familia en forma modesta aunque digna. Idealmente el salario 
  individual o de un núcleo familiar debe dar la posibilidad de ahorrar y con 
  dicho ahorro aspirar a sembrar la semilla de una pequeña empresa. Empresa, que 
  puede crecer y tomar créditos para aumentar su capital de giro. Pagar un 
  salario de hambre sí es explotación porque no permite al individuo aspirar a 
  salir de su estado. Mata la movilidad social que es la base de una sociedad 
  vibrante y justa
 
  - Muchas sociedades establecen salarios 
  mínimos por ley. Están enfocados solamente al individuo y a la tasa que se 
  paga por hora trabajada. Tienen sentido si hay un exceso de oferta de trabajo 
  para así proteger al individuo de salario de miseria. Pero en una sociedad 
  económicamente pujante el mínimo no funciona así. Suele estar atrasado y nadie 
  calificado y con experiencia quiere emplearse por esa remuneración. Pasa a ser 
  un salario de inicio para aprendices, estudiantes que trabajan en sus 
  vacaciones o personal temporero.  
 
  - El salario debe estar relacionado a la 
  jornada laboral normal de 8 horas. Si se trabajan horas extra se pagan mejor. 
  Si se trabaja a destajo se paga un precio por unidad que permita ganar una 
  cantidad razonable en una jornada normal. Las vacaciones retribuidas son 
  aceptadas universalmente. Son parte de la remuneración. 
 
  - En igual forma la asistencia médica 
  también lo es. Puede haber muchos sistemas. Pagada en su totalidad por el 
  empleador, pagada por contribuciones mutuas de obrero y empleador, pagada por 
  el estado que cobra un impuesto al efecto. Puede ser proveída por 
  profesionales o clínicas que cobren un tanto por afiliado o proveída en 
  clínicas del estado. La experiencia en otros países sugiere que el monopolio 
  estatal no da buenos resultados en cuanto a calidad y rapidez en el 
  tratamiento. Es un asunto que cada sociedad debe resolver por si misma tras 
  debate. Pero no se debe prohibir que existan diferentes sistemas ni crear 
  monopolios pues todos los monopolios son ineficientes y burocráticos. 
  
 
  - El costo de atender a la salud es un 
  costo social, empresarial e individual y cada segmento debe contribuir en 
  forma razonable. Si se carga sobre el obrero se le reduce inaceptablemente su 
  salario neto. Si se carga e sobre la empresa se aumentan los costos y se 
  reduce la competitividad y también el salario pues el empleador calcula lo que 
  puede pagar después de abonar los costos sociales. Si se deja todo en manos 
  del estado se le invita a subir los impuestos y a crear una burocracia enorme 
  que previsiblemente será ineficiente y politizada tarde o temprano porque 
  sería fuente obvia de puestos públicos debidos a alguna influencia. Lo 
  correcto es pedir a cada parte que haga lo suyo. Idealmente el asunto debería 
  resolverse por el trabajador y el empleador donde ambos contribuyesen a un 
  sistema mutualista como el que existía en Cuba antes de Castro. En dicho caso 
  el obrero escogería el que le conviniese y estimularía así la competencia en 
  calidad y servicio. El estado debe tener una función supletoria para aquellos 
  casos en que el tamaño de las empresas, la economía particular del usuario u 
  otras causas no permitan hacer lo anterior. Debe también vigilar que los 
  servicios proveídos se ajusten a patrones profesionalmente adecuados.
 
  - Los trabajadores tienen el derecho de 
  sindicalizarse para negociar mejor con el empresario, particularmente si este 
  es miope y egoísta y no entiende que un trabajador contento y bien remunerado 
  es su mejor inversión. Como dijimos no hay nada perfecto pues el ser humano es 
  lo que es y por eso existen leyes laborales para proteger al trabajador. La 
  ley laboral debe proteger al individuo y no entorpecer el desarrollo de la 
  empresa que es la fuente de trabajo. Una ley demagógica hace con frecuencia 
  más daño a la creación de empleo que un patrón egoísta. Usualmente los 
  egoístas fracasan. El líder sindical hace un servicio importante a sus 
  representados. Si los usa para encumbrarse personalmente es tan egoísta como 
  el patrón explotador.
 
  - El obrero debe poder organizar su retiro 
  bien sea en forma independiente o con el apoyo del estado. Los sistemas de 
  retiro que funcionan mejor son los creados por deducciones del salario y 
  contribuciones patronales cuyo patrimonio se da a administrar a profesionales 
  del ramo de inversión. Siempre con los controles legales y operativos de rigor 
  y con supervisión por el estado y por los beneficiarios. Se bajan así los 
  costos, se aumenta la eficiencia y no se crean burocracias inmensas y 
  politizadas que consumen en salarios gran parte de las contribuciones. 
  
 
  - El ahorrista es cualquiera que consuma 
  menos de lo que produzca. Los jubilados que acumularon un patrimonio de ahorro 
  durante sus vidas y en su tercera edad viven del producto de ese ahorro son 
  una clase esencial de la sociedad que debe ser estimulada a que provea 
  capital. Lo hacen proveyendo fondos a través de sus cuentas de ahorro en el 
  sistema bancario que sirven para que otros creen empresas.
 
  - Casi todas las empresas que crecen está 
  necesitadas de fondos para financiar su crecimiento. El capital inicial 
  aportado usualmente es insuficiente y si la empresa va bien tampoco es 
  suficiente la utilidad generada porque precisamente el éxito consiste en 
  vender mucho a buenos precios. Una empresa en crecimiento que gane el 10% neto 
  sobre sus ventas, después de pagar todos sus gastos de salarios, materiales, 
  impuestos, servicios públicos etc. lo está haciendo bien, pero obviamente 
  requiere fondos de otras fuentes para crecer y emplear más obreros, comprar 
  materiales, instalar maquinarias etc. 
 
  - Esto significa que deben existir formas 
  de obtener fondos. Hay dos clásicas: los mercados de acciones y los bancos.
  
 
  - Los bancos reciben el ahorro de la 
  sociedad y lo prestan a aquellos miembros de la sociedad que lo merecen por su 
  honradez, espíritu de empresa y capacidad de pago. Los bancos deben ser 
  prudentes en escoger sus acreditados porque el 90% de los fondos que prestan 
  son de la sociedad en que operan y solo del 8 al 10 % es su capital. Es decir 
  deben al público depositante 10 veces lo que tienen de capital. Es la única 
  forma en que puede funcionar el negocio si se pretende que presten a tasas 
  razonables. Un banco que tenga un costo de fondos de 6% puede prestar al 8% y 
  ganar un 2% porque tiene ese ‘palancaje’ financiero. Suponiendo que preste el 
  70% de los fondos obtenidos (no se puede prestar todo, se tiene que mantener 
  liquidez para pagar los retiros de depósitos) ganaría un 14% sobre su capital 
  (7 veces 2%) más lo que le rinda su propio capital. Es necesario que los 
  bancos ganen dinero porque tienen que proveer reservas para las cuentas malas 
  que siempre se producen. El 1% de experiencia en cuentas malas indica un banco 
  bien llevado. Los bancos realizan una labor social y por ello todos los países 
  los sujetan a supervisión y control por una entidad especializada que cuenta 
  con inspectores que analizan los créditos dados y la solvencia de la entidad.
  
 
  - Un banco mal administrado y/o deshonesto 
  tiene usualmente su capital perdido en malos créditos aunque quiera 
  disfrazarlos de buenos. Es una rémora social porque defrauda por su mala 
  gestión a los depositantes que confiaron en él o los estafa si usa los fondos 
  para a sabiendas dar créditos incobrables y repartirse el botín. En cuanto a 
  riesgos, lo mismo puede decirse de los malos bancos estatales que de los 
  privados. La experiencia de los estatales es aún peor que la de los privados 
  porque la política protege a la mala gestión y las pérdidas se reparten a toda 
  la ciudadanía que paga impuestos, porque cuando quiebra un banco estatal el 
  estado se ve forzado a pagarle a los depositantes con cargo al presupuesto. Y 
  lo mismo ocurre con los privados pues en definitiva el estado falló en su 
  labor de vigilancia y también se le reclama por su mala gestión como poder 
  regulador.
 
  - No se puede entregar una licencia 
  bancaria a cualquiera. Debe existir competencia profesional y amplio respaldo 
  económico. Gran parte de los fracasos que ocurrieron en países que han 
  transicionado del centralismo marxista a la libre empresa se deben a permitir 
  que elementos criminales o deshonestos se apoderen de los bancos. Y peor aún a 
  veces existía un sistema de seguro de depósitos hasta cierta cantidad, lo cual 
  creaba la ilusión de que todos los bancos eran iguales porque el estado pagaba 
  en caso de quiebra. Es el sistema ideal para un delincuente financiero. En el 
  marxismo los bancos no dan créditos, reparten las asignaciones 
  presupuestarias. Luego no hay experiencia profesional y simplemente cambiar de 
  nombre y de dueño no resuelve nada sino no hay solvencia, honestidad y 
  competencia profesional. Un delincuente al frente de un banco tiene en efecto 
  una licencia para robarse 10 pesos por cada uno que ponga de capital y pasarle 
  la cuenta al estado.
 
  - La otra forma clásica de levantar fondos 
  es acudir a los mercados de capitales. Se puede obtener capital en dos formas 
  principales: como préstamo o como compra de acciones de una empresa. Los 
  bancos como se explicó son fuentes de préstamos pero también las empresas 
  pueden emitir valores que representen deuda (bonos, pagarés) que el público 
  puede comprar para recibir un interés por su ahorro, usualmente mayor de lo 
  que pagaría un banco. En el caso de acciones se compra una parte alícuota del 
  capital de una empresa. Los accionistas invierten su capital en los negocios 
  de la empresa y corren los mismos riesgos comerciales. Lo hacen porque les 
  gusta el negocio y porque les va a rendir más que invertir en cuentas de 
  ahorro o en bonos. Se benefician del rendimiento de negocio que es mayor que 
  el interés que pagaría un bono emitido por esa misma empresa. El interés 
  pagado seria un costo incluido en el precio en que venden su producto y 
  obviamente tiene que ser menor.
 
  - Es práctica común remunerar a los 
  trabajadores con suplementos a su sueldo por buen desempeño particular o 
  suplementos generales atados a las ganancias del año. Una forma útil de 
  estimular a un plazo más largo es con acciones de la empresa, permitiendo 
  comprarlas en condiciones favorables. Se logra mediante opciones de compra 
  ejercitables durante un período largo de tiempo aunque el precio haya sido 
  fijado al valor de mercado en el momento en que se concedió la opción. 
  Vincular al trabajador al éxito económico de la empresa es lo que se consigue. 
  Si la empresa va bien, las acciones suben y la opción puede ser ejercitada y 
  la acción vendida en ese momento con una ganancia. Hay muchas formas de 
  estimular el ‘capitalismo popular’ y esa es una de ellas. Una sociedad pujante 
  estimularía ese capitalismo en que muchos trabajadores sean también 
  accionistas porque es una forma eficiente de ahorrar y a largo plazo más 
  remunerativa que el simple interés. Aunque implica mayor riesgo ese riesgo se 
  remunera mejor. Dividiendo prudentemente su ahorro, el trabajador tendría 
  disponibles todas las vías para aumentar su patrimonio y labrarse una 
  independencia económica.
 
  - Los mercados de capitales no pueden 
  operar por la libre. Para emitir acciones o bonos hay que cumplir una serie de 
  requisitos. El principal es información financiera confiable. La contabilidad 
  de cada empresa que vende acciones al público debe ser certificada por 
  profesionales independientes. Son los contadores públicos que cobran por ese 
  servicio y son responsables con su patrimonio si fallan y certifican como 
  buenas cuentas que no son correctas. Los valores emitidos sean bonos o 
  acciones deben ser también examinados por abogados que den su opinión sobre 
  haberse cumplido todos los requisitos legales. Es decir que los pagarés, bonos 
  o acciones que se emitan se ajusten a la legislación vigente. También 
  responden con su patrimonio de lo que digan, si yerran
 
  - El estado supervisa los mercados de 
  valores usualmente a través de una comisión de valores independiente que 
  vigila que los mercados no se manipulen para inflar o bajar los precios en 
  perjuicio de los inversionistas. Y además que la información dada por las 
  empresas llegue oportunamente a todos los inversionistas de modo que ninguno 
  tenga una ventaja para comprar o vender. 
 
  - Todo lo anterior no funciona si el 
  estado no se ajusta a un presupuesto acorde con lo que recaude. Si gasta mucho 
  más de lo que recauda y cubre el déficit imprimiendo dinero crea inflación. El 
  papel dinero no es sino un medio de pago para facilitar las transacciones 
  entre individuos. Su cantidad debe responder a la cantidad de producción que 
  exista para comprar o vender. Si se crea más dinero del necesario el dinero 
  vale menos y compra menos mercancías. En eso consiste  la inflación. Cuba la 
  tiene bajo Castro y los precios de los mercados libres la reflejan. El 
  gobierno que siga a Castro tiene que evitar la inflación como si fuese una 
  plaga porque de hecho constituye un impuesto terrible sobre el pueblo 
  trabajador cuyos sueldos siempre estarían atrasados respecto a la subida de 
  los precios. La inflación lleva a la desesperación y destruye los gobiernos 
  democráticos que no usan el terror ni libretas de racionamiento estilo Castro.
 
 
Resulta claro que el sistema requiere: 
libertad de emprender negocios, independencia para comprar, vender y organizar 
compañías, capacidad profesional para asesorar o certificar la veracidad de lo 
presentado a los mercados, honestidad en la gestión, supervisión estatal para 
verificar que se opera bajo la ley y se cumplen las reglas estipuladas por la 
ley y no por el capricho de una persona. La ley comercial bien hecha, se dicta 
para promover el buen funcionamiento y no para perseguir o acosar. 
El sistema se basa en crear equilibrios y 
controles recíprocos. Nadie debe tener todo el poder ni toda la iniciativa. Todo 
el poder lleva inevitablemente al abuso. Toda la iniciativa económica 
concentrada en un solo organismo o persona, conduce a la ineficiencia y al error 
garrafal. ¿Por qué? Muy simple, nadie lo sabe todo y si se equivoca se equivoca 
en grande pues compromete una enorme cantidad de capital social (no es el suyo) 
a su empresa descabellada. Cuba por 50 años ha sufrido los efectos de este tipo 
de organización irresponsable y profundamente egoísta. 
El sistema de libre empresa requiere un 
estado de derecho donde las cosas se hagan respetando los procesos y reglas 
establecidas democráticamente, reglas que se examinan y discuten a fondo por una 
legislatura debidamente electa , reglas que den participación a la sociedad 
civil y a la capacidad profesional y creativa presente en ella a través del 
ciudadano. Reglas amparadas por tribunales independientes.
Una verdadera preocupación por el pueblo 
equivale a querer verlo progresar, económica, cultural y moralmente. Un pueblo 
en la miseria se ve impedido de progresar en su cultura porque la sociedad civil 
de descompone. Tampoco progresa moralmente porque la miseria y la angustia de 
subsistir generan conductas antisociales. Luego, la toma de decisiones que hagan 
progresar a la sociedad y la lleven a un bienestar con algún desahogo es una 
enorme responsabilidad porque el ser humano no sólo debe tener sus necesidades 
perentorias cubiertas. Además debe tener esperanza en mejorarlas y esperanzas 
fundadas en la experiencia de lo que ve ocurrir a su alrededor. Un pueblo sin 
esperanzas, no produce, no procrea, no crece como sociedad.
Pretender que un grupo de individuos, 
funcionarios de una autocracia, sin haber recibido un mandato popular en 
elecciones disputadas, sin controles institucionales y sin tener una ejecutoria 
profesional demostrada (la adulonería al líder es el principal requisito exigido 
en el caudillismo) sea capaz de tomar eficientemente las decisiones de los 
millones de personas que conforman una sociedad y un mercado es una vulgar 
estafa, absurda e insultante a la dignidad de la persona. Como absurda, no 
funciona. 
El hábitat de la economía de libre empresa 
y mercado libre, es el estado de derecho y como se llega a la división del 
poder, y ese será nuestro próximo prontuario.